El Parque Rural de Anaga no es sólo un tesoro natural, también lo es cultural e histórico. Cada uno de sus caseríos guarda una historia. Uno de ellos es Carboneras. Hasta este lugar llegaron los primeros pobladores para aprovechar su riqueza natural.
El sendero autoguiado de las Carboneras nos invita a transitar este camino que era utilizado a diario por sus primeros habitantes
Este bonito sendero trascurre por uno de los antiguos caminos que transitaban diariamente los habitantes de este caserío. Se dice que este rincón de Anaga lo llamaban “el caserío del carbón”. Sus habitantes aprovechaban los densos bosques para obtener leña y convertirla en carbón en las «hornas o carbonera»s.
El sendero tiene una distancia de aproximadamente 2.5 kilómetros. Su nivel de dificultad es bajo, pero en su tramo final hay una subida muy pronunciada. Está perfectamente señalizado, contando con 8 puntos informativos. Recorreremos el Camino de los Cabocos y se cruzará el Barranco de Taborno.
Se comienza con una impresionante panorámica de bosque de laurisilva. Este tipo de bosque tiene origen en la era terciaria, hace más de 20 millones de años. También se puede observar terrenos de cultivo, dedicados hoy en día a la papa y a las viñas.
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Aunque parezca increíble, los habitantes de este caserío se las ingeniaron para crear una red de senderos de difícil acceso, pero vitales para poder trasladar sus productos. Hay que tener en cuenta que hasta los años 70 del pasado siglo no existía carretera para llegar a las Carboneras.
El sendero atraviesa lugares que fueron importantes para la economía de este lugar, como es el “Lomillo de los Cabreros”, donde pastaban las cabras con las que se obtenía la leche para elaborar queso. Hoy en día este lugar es un bonito bosque donde habitan aves como las palomas raviche y turqué, gavilán o aguilillas.
También disfrutaremos de los cabocos, que hoy en día siguen llevando agua. Los cabocos son hondonadas en el lecho del barranco que se producían por los saltos de agua. Éstos conservaban el agua durante meses. Antiguamente las mujeres lo utilizaban como lavadero y para llevar agua a las casas.
A partir de aquí el camino es en subida. Hoy en día hacemos este camino para disfrutar de la naturaleza. Pero hace muchos años lo transitaban mujeres cargadas con la ropa limpia, productos agrícolas o cacharos llenos de agua.
Al llegar a la cima de la cuesta llegamos al pueblo. En Plaza de San Isidro Labrador antiguamente se asentaban las cuatro eras donde se trillaba el cereal, eso fue hasta los años 70 del siglo XX. Cada una llevaba el nombre de la familia dueña del terreno donde se construyó: Ravelo, Rojas, Marrero y Martín.
En la actualidad es una plaza donde se celebran las fiestas patronales. Su Iglesia se construyó en los años 30 en honor a la Virgen de los Reyes, que comparte altar con San Isidro Labrador y Santa María de la Cabeza. También se encuentra el Colegio, la Asociación de Vecinos y el Centro de Salud.
Una vez aquí finaliza el recorrido. Sólo nos queda deleitarnos con su rica gastronomía, como papas arrugadas con mojo, su queso o su vino del país.
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