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El origen volcánico de las Islas Canarias las ha dotado de unos paisajes únicos. Entornos naturales que parecen de mundos lejanos. En Garachico podemos disfrutar de estas sensaciones. El Volcán de Trevejo es la muestra de nuestros orígenes y de nuestra historia natural más reciente.
El Volcán de Trevejo o Arenas Negras, en Garachico, nos ofrece una ruta única donde disfrutar de paisajes mágicos
En el año 1706 el puerto de Garachico quedó sepultado por la erupción del Volcán de Trevejo. Su duración fue corta, tan sólo 9 días, pero fue devastador para esta población. Por suerte, no hubo víctimas mortales. Hoy en día se puede disfrutar de un paisaje único, diferente.
La mejor forma de conocer la historia y el origen volcánico de nuestras islas es viviéndolo directamente. A través de distintas rutas de senderismo conoceremos más a fondo este increíble entorno volcánico.
Si queremos pasar un tranquilo día en familia y disfrutar de este magnífico entorno, podemos partir desde el Área Recreativa Arenas Negras. Desde aquí, se puede hacer una ruta circular que rodea totalmente el volcán. Se pueden disfrutar de unas vistas únicas del norte y del oeste de la isla.
Vídeo:
Si queremos hacer una ruta un poco más exigente, recomendamos la que parte desde la Montañeta, concretamente desde la Ermita de San Francisco de Asís, de 10 kilómetros aproximadamente. Desde aquí iremos en ascenso a través del sendero PR TF 43. Aquí el paisaje es un frondoso pinar, el verde nos acompañará durante el ascenso, hasta llegar al Área Recreativa de Arenas Negras.
En este punto entraremos en la Reserva Natural del Chinyero. El paisaje cambia. El negro de la piedra volcánica contrasta con el azul del cielo y el verde de algunos pinos. La naturaleza no deja de sorprendernos con estos mágicos paisajes. Debemos tener en cuenta que se debe seguir el sendero y no salirnos de él. Es una zona de alta fragilidad ecológica y es importante respetar las indicaciones.
El sendero rodea completamente el volcán, llegando nuevamente al área recreativa. Ya sólo nos queda regresar a la Montañeta, disfrutando de la frondosa naturaleza. Cuando disfrutamos de estos rincones naturales únicos nos damos cuenta de lo afortunados que somos. Vivimos en una maravillosa isla llena de contrastes.
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